Religión

En la década del 1960, una joven inglesa de 20 años de edad partió en un viaje espiritual que cambiaría para siempre la realidad de la mujer en el budismo. Conoce la historia de Tenzin Palmo, una sabia de nuestro tiempo.

Dos hombres se encuentran en una polvorienta casa en las afueras de Jerusalén. La historia los conocerá como San Pedro y San Pablo, pero ellos no lo saben: son sólo dos hombres que intentan llegar a un acuerdo.

Siete vacas gordas cruzan el río Nilo, seguidas de siete vacas gordas que se las comen pero siguen igual de flacas.

El gran rabino León Judá avanza con paso firme por las estrechas calles de la judería. Su corazón se agita de emoción y temor sagrado. Está por salir la primera estrella del día santo, el día indicado para realizar su desmedido propósito.

Hasta el año 383 no hay registros de lo que hoy conocemos, y damos por hecho, que es la lectura: una práctica solitaria y silenciosa. Es entonces que San Agustín conoce a San Ambrosio.

Una paloma blanca sobrevuela la pradera, se posa sobre el hombro del rey y le pide su protección. El rey la ve tan sola y desvalida que le otorga su favor.

“¿Rezar cuarenta veces por día?” se asombra Moisés, mirando a Mahoma como si mirara a un niño. “Es una barbaridad”.

Durante años, el odio entre los Kaurava y sus primos los Pandaba fue creciendo; ahora, todos los reyes de la tierra han tomado parte.

Yudistira, el rey más sabio y justo, tiene sólo dos defectos: le gusta jugar a los dados… y juega mal.

El rey mono es una criatura divina. Se gestó durante mil años en el centro de una roca y, a través de largas meditaciones, se volvió inmortal. Sin embargo, nunca dejó de ser un mono travieso, atrevido y engreído.